11 septiembre 2007

El Valor empieza por Casa

Para hablar de los pueblos originarios considero conveniente y apropiado remontarme a la época de la conquista, ya que hasta ese entonces, ellos eran quienes habitaban nuestras tierras. Eran aproximadamente 500 mil, de unos 30 pueblos diferentes y han sufrido el exterminio de su raza a través de la violencia de quienes se llamaban superiores en su cultura. Los europeos veían inferior a cualquier persona que no perteneciese a su etnia, de ahí que los denominasen despectivamente “Indios”, sin importarles que hubiera diferentes comunidades con costumbres disímiles. Los “conquistadores” englobaron a todos los “salvajes” en un mismo concepto que los diferenciaba de ellos, aparentemente “superiores” y “civilizados”.
Así, se apropiaron de las tierras, los recursos naturales y los bienes de nuestros aborígenes, (etimológicamente: ab: antes, origen). Pero no les bastó con los recursos, también modificaron su cultura y organización social por considerarla inferior, sometiéndolos. La población y su etnia se modificó sustancialmente al inmigrar a la región habitantes de Europa y África, vincularse con nativos y nacer así, niños mestizos.
Pero la lucha para exterminarlos persistió a través de la historia de nuestro país, y continúa en nuestros días. Un claro ejemplo, fue la conquista del desierto (1879). ¿Acaso era un desierto deshabitado, como aún quieren hacernos creer algunos libros de historia?, o ¿era una zona habitada por pobladores Mapuches que fueron masacrados? Pero seguimos viendo a Roca, el genocida impulsor de tal acción, como un héroe y figura en los libros que los jóvenes leen, sin mencionar que gracias a él, parte de nuestra cultura y me refiero a la nativa y no a la impuesta por “La madre patria” ha desaparecido. Parece una burla a los habitantes de la región que un monumento a Roca se alce en el Centro Cívico de Bariloche
Afortunadamente, en la actualidad parecería que se está recuperando el valor hacia las culturas indígenas, e incluso resurgen comunidades que parecían extinguidas como los Onas y los Diaguitas. Además es un tema incluido en las agendas de los gobernantes. Incluido correctamente o no?, Ese es otro tema, pero al menos ya no se ve como algo vergonzoso, ya no se oculta. Quizás porque a partir de la reforma de la Constitución del año 94 se reconocen sus derechos y eso generó que las comunidades se uniesen y enfatizasen su lucha en pro de sus derechos.
Existen dos líneas de lucha: en la primera se hace hincapié en la emergencia, los servicios sociales, planes para jefes de hogar, becas de estudio, etc. Y la otra se ocupa de bregar por un estado intercultural, elaboración de una política estructural sobre pueblos originarios y promueve la participación indígena en todos los ámbitos.
En mayo de 2003, el gobierno delineó programas educativos cuyo eje es la interculturalidad bilingüe. ¿Qué significó para el gobierno esta interculturalidad? Incorporar junto al docente un auxiliar indígena cuya labor, consistía mayormente en realizar tareas de maestranza. Ni hablar de adaptar contenidos curriculares para dar cabida a la historia y cultura de los pueblos originarios.
También se creó el instituto de Asuntos indígenas, el cuál debería velar por el otorgamiento de tierras a los habitantes de pueblos aborígenes, pero que, según ellos, tiene una postura muy tibia respecto del tema. ¿Será que se anteponen los intereses de unos pocos aportantes de capital a los intereses del pueblo Argentino? Y bueno, esto no es novedad, es consecuente con la política nacional que prioriza la deuda con el FMI a la educación, la salud, la seguridad social en su totalidad que es sumamente precaria en nuestro país.
Y sí, el gobierno trabaja con el Banco Mundial en pro de organizar las migraciones voluntarias, avanzando sobre tierras fiscales. Para apropiarse de las tierras se utiliza la violencia, el alcohol y esta expropiación está abalada por jueces y por la policía. El Banco mundial sugiere que la migración sea voluntaria, a cambio y sí, lógicamente, se les otorga subsidios asistencialistas, los cuales no se otorgarán in eternum, y ¿qué pasará con esa gente después?
Es curioso que la sociedad toda se resista tanto a ver la concepción de naturaleza que tienen los habitantes de pueblos originarios. Esto es notorio, sino no tendríamos las dificultades medioambientales que tenemos. Ellos se integran con la naturaleza y el universo, cuidan la Tierra como el hogar porque así lo sienten y manifiestan un profundo respeto por todos los seres vivientes.
"Los pueblos indígenas (cualesquiera que sean) tienen una cosmovisión en la que el hombre es un ser más entre otros de la naturaleza y, en cambio, la cultura occidental es eminentemente antropocéntrica, concibe al hombre como centro de la naturaleza y su tarea es dominar todas las cosas", afirmó Germán Bournissen, Coordinador Nacional del Equipo Nacional de Pastoral Aborigen (ENDEPA), a RENA.
La economía de estos pueblos se basa en ganadería menor, cultivos hortícolas para uso doméstico, pesca, producción de artesanías y trabajos transitorios; pero claro, nuevamente quedan fuera, de políticas crediticias, capacitaciones, técnicas de comercialización… y eso se traduce en que sus condiciones de vida son muy precarias. Sus viviendas son inhabitables y ni hablar de acceso a una atención sanitaria adecuada o equiparación de oportunidades en lo que a inserción laboral y educación respecta.
¿Acaso los aborígenes se han vuelto una atracción solamente como proveedores de hermosas artesanías para el turismo? Considero que la educación debería aportar más conocimiento referente a la cultura de estos pueblos, pero no como algo estático ni como algo del pasado. Asumamos que habitantes de tribus originarias viven en nuestro país, es hora de empezar a escucharlos, quizás podamos aprender mucho de ellos. Es cierto, lo desconocido genera rechazo, entonces es hora de que empecemos a conocer y aceptar las distintas culturas. Una sociedad que acepta lo diferente, como un factor enriquecedor, muestra un alto grado de madurez. ¿Acaso lo diferente no es parte del todo que constituye una comunidad? ¿Por qué aceptamos la influencia de la cultura Europea o la norteamericana que, a mi criterio, es inferior en el respeto por el otro y por la naturaleza? Además la cultura aborígen reflota valores que actualmente se hallan en crisis y no sólo el amor y el profundo respeto por la naturaleza, también el respeto por el otro, el valor del trabajo comunitario con todo lo que ello implica, las tradiciones, el amor y respeto a sus dioses, el reconocimiento hacia la sabiduría de los ancianos y mucho más.
Es hora de que los gobernantes se dejen de hablar de derechos humanos y accionen. Ya es intolerable que se siga permitiendo la usurpación de tierras a los aborígenes, el maltrato, la discriminación, la ausencia de proyectos sustentables para mejorar su desarrollo económico, la falta de inclusión de ellos en la elaboración de políticas públicas. Es hora de que dejemos de hablar de derechos humanos sólo a la hora de recordar la nefasta dictadura militar que sufrió el país y que dejó huellas imborrables en la sociedad Argentina. Los derechos humanos debemos defenderlos hoy, y reconocer y valorar nuestras raíces es un buen comienzo para hacerlo.

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