23 septiembre 2007

Un secundario

El boleto secundario: Parte de una lucha que se llevó la vida de muchos jóvenes

 
Un 21 de Septiembre de 1976 se llevaron a Pablo Díaz, cinco días antes ya habían secuestrado a Horacio Húngaro, Claudio de Acha, Francisco López Montaner, María Clara Ciocchini, María Claudia Falcone, Emilce Moller y Patricia Miranda, el 16 de Septiembre de 1976 hecho que se nombrado por los mismos represores como "La Noche de los Lápices" y 16 días antes la misma suerte había corrido el francés: Gustavo Calotti. Eran militantes de partidos políticos, integrantes de la Unión de Estudiantes Secundarios, UES, y eso era suficiente para ser parte del semillero subversivo que había que erradicar. Eran jóvenes que creían en la solidaridad y la practicaban mediante tareas de asistencia sanitaria y apoyo escolar en villas miseria; que luchaban por cambiar el mundo, por construir activamente un mundo más justo.Ellos no fueron los únicos, en toda la dictadura hubo 232 adolescentes desaparecidos en el país cuyo único crímen era tener motivos para luchar, motivos que ocasionaban en algunos casos un beneficio ni siquiera propio, ya que por ejemplo María Claudia, era de una clase media alta, y no le faltaba dinero para pagar el boleto, pero si a sus compañeros y la necesidad del otro se transformaba en propia, se hacía carne.El responsable del operativo fue Ramón Camps, jefe de la policía bonaerense en aquel entonces, y el jefe de investigaciones fue Miguel Etchecolatz, detenido gracias al testimonio, entre otros, de Emilse Moller y del desaparecido hasta el momento, Julio López.Sírvanos de ejemplo esta trágica historia que valió la vida de estos jóvenes, llenos de sueños, ideales y causas por qué luchar, para involucrarnos en lo que consideramos justo, no sólo en lo que nos afecta sino en lo que nos atañe como sociedad o perjudica a quienes quizás por carecer de la fuerza para luchar, no pueden hacerlo.

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